Gato por parte de madre; con jotas por la fábula. Sergio Gómez, natural de Peraleda de la Mata, ha mamado folclore desde la cuna. Recuerda su niñez con felicidad. Allí jugaban a las cabañas, a las canicas, con la bici... y además, era buen estudiante. Creció en el seno de una familia “muy extremeña”, donde la música volaba por todos los rincones. Adoración, su madre, fue una de las fundadoras de ‘El pucherino’, grupo de folclore de Peraleda de la Mata. Con ella y con un profesor aprendió a tocar el laúd y la caja. Su padre también estuvo ligado ese mismo grupo peraledense.
Además, su abuelo era rondador, con el que recuerda los ratitos en el Hogar del pensionista, donde los corsés de la época dejaban estampas tan peculiares como un espacio para los guitarreros, con su vino y su puro; y otro donde estaban las mujeres jugando al bingo. En esta última etapa de su vida artística, Sergio vuelve a poner el foco en la electrojota, donde acompañado de sus amigos, ha conseguido llevar el folclore extremeño por todo el país. Su objetivo es claro: “Mantener las tradiciones y poner a Extremadura en otro panorama. Hacer de la música tradicional algo moderno e inclusivo. Renovar las tradiciones”. Para ello, Sergio se plantea dónde está el origen y a dónde se puede llevar, recalcando que lo hace con el mayor de los respetos.
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