Lo original de este último trabajo de La Banda Morisca radica en que está dedicado a mujeres poetisas andalusíes, un colectivo olvidado al que “los moriscos” han querido reconocer y rescatar a través de la adaptación de algunos de sus poemas; sin embargo, poca información se conserva sobre su autoría. También tiene otras peculiaridades este grupo: son de Jerez de la Frontera, tierra cien por cien flamenca de la que salieron para ofrecer una mezcolanza musical distinta, que bebe de las raíces de la música andalusí, sefardí, árabe y por supuesto, flamenca.
LBM celebra sus diez años de existencia. Y lo hace con este tercer disco. En 2010, en una fiesta en Cobijás de Véjer nació este proyecto; en realidad como nacen todos los proyectos musicales que son auténticos, en una fiesta. Tres años después, en 2013, grabaron su primer disco, homónimo, La Banda Morisca y en 2016 Algarabiya.
Ellos y ellas son: Jose Mari Cala, voz; José Cabral, cuerdas (guitarra morisca, guimbri, oud, banjo, saz) y coros; Belén Lucena, violín, rabel y coros; Antonio Torres, vientos (saxos, gralla, zurna y tarota) y coros; Jerónimo Melgar y Juanmi Cabral, bajo eléctrico y David Ruiz, percusiones. Y hay una colaboración destacada, la del tresero Raúl Rodríguez en Wahiriya, aportando un elemento más a la rica simbiosis de la banda: las influencias negras que él reclama en la música española.
Gitana mora reúne la poesía de dieciséis mujeres recogidas en un extensísimo libreto que acompaña al disco y en el que ofrece abundante información sobre todas ellas. Inmaculada Serrano, arabista y profesora de literatura árabe profundiza en el contexto donde se desenvuelve la creación de estas mujeres creadoras y Amin Chaachoo investiga en la música modal de Al Andalus. Asimismo, varios periodistas musicales, como Jose Miguel López o Paco Valiente, entre otros, introducen cada una de las canciones. También escribe Fermín Lobatón, crítico flamenco.
Estos “moriscos” son herederos confesos de la filosofía musical de Radio Tarifa. Y no solo porque Vincent Molino haya formado parte de ellos, sino porque son el mismo tipo de aventureros y libertarios irredentos con clase, que han llevado la rica variedad musical de la Península por medio (o más de medio) mundo. Otros músicos tan elegantes como Wafir S. Gibril han participado de la aventura (y también estuvo en Radio Tarifa)
Y para dar otra vuelta de tuerca, incorporan la electrónica en La choza de Joaniquín, una remezcla atrevida ampliando su propuesta hacia algo que podríamos definir como “música peninsular global”, sin ánimo de etiquetar.
fuente: diario folk
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