Sara Correia proviene de una familia de fadistas por lo que prácticamente desde que nació, el fado fue algo habitual en su vida, casi una segunda piel.
Su tía Joana Correia, también fadista, la llevó de la mano desde pequeña y si desde los tres años visitaba las casas de fado, cuando tenía diez años ya cantaba en ellas los fines de semana.
Otra persona clave en la formación de Sara Correia fue Armando Tavares, quien tenía una escuela de fado en Chelas y que todos los días recogía a Sara en su casa para llevarla a cantar .
Amália Rodrigues fue su gran inspiración, junto a Hermínia Silva, Fernanda Maria o Beatriz da Conceição, entre otras grandes voces.
Con tan sólo 13 años, participó y ganó en la Grande Noite do Fado que curiosamente, su tía había ganado también, 10 años antes. Desde entonces supo que quería dedicar su vida al fado, había encontrado su camino: ser fadista.
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