Manuel Luna Samperio es profesor de Antropología en la UCAM, etnomusicólogo y pionero en la región, y en la vieja piel de toro, del folk. Nos referimos a esa música que se produce ahora, pero que hunde sus raíces en la tradición campesina. De esa forma malagueñas, jotas y parrandas resucitan electrificadas en guitarras y baterías, instrumentos asociados al pop y al rock. Pero el violín, el pandero o el laúd nos traen un rumor de acequia, el balamío de los cencerros del ganado, el cante de la siega y de la trilla. Atrás quedaron los viejos tiempos en los que Manolo recorría, con ímpetu juvenil, los pueblos y caseríos de la sierra de Albacete para escuchar de los viejos los añejos romances. Pero también cuentos y leyendas, los hechos portentosos de las brujas y otras manifestaciones de la literatura popular. Tarea emprendida junto a Pedro Piqueras, conocido periodista y presentador de televisión. Su trayectoria musical es cauce ancho: Manuel Luna y su cuadrilla, Manuel Luna y la cuadrilla maquilera, La Ronda Luna, Brena la música. Y lo que está por venir.
Impagable, (mucho voluntariado y poca pela), su labor en la radio: 'El tío de la pita', una sección los sábados en las mañanas de Radio Nacional. De ahí me inspiré, lo confieso, muchos años después para mi Tío del Saco. El tío de la pita es un peculiar personaje de las fiestas patronales que con una pita (dulzaina) y un tambor, que redobla con alegría generalmente un niño, anunciaba el inicio de las mismas. Algo propio de Caravaca, Bullas, Blanca, y con intermitencias temporales en Cehegín y Moratalla.
Después siguieron sus colaboraciones en Onda Regional y otra vez RNE, Radio 3: Iberfolk y la Talataña. Posiblemente sea el mayor divulgador del folk, desde luego en la región lo es. Ha apadrinado y ha sido una referencia de los grupos que después han sido: Taray, Azarbe, Malagüero, la Banda del Pepo o la Cuadrilla Mediterránea.
Universo cuadrillero
La fiesta de las cuadrillas de Barranda, 34 años de sonidos ancestrales, le debe mucho. Convocatoria. la de esta localidad caravaqueña, que ha servido de modelo para otras que se han venido reproduciendo por doquier en el sureste. Su tesis doctoral versó sobre este universo cuadrillero, una de las más importantes señas de identidad regional y gran referente simbólico. Varios libros y CDs recopilatorios les ha dedicado, grabaciones todas ellas que salvan para la posteridad a casi todas las que son en la Comunidad Autónoma.
Estas agrupaciones musicales condensan una historia de creencias religiosas, la memoria de unas cofradías parroquiales que vertebraban la solidaridad, la participación y el ocio creativo en las numerosas pedanías. Todo ello a falta de ayuntamientos, en una región tan centralista y con tan bajo número de ellos. Este déficit de instituciones de base ha acarreado consecuencias nefastas como la apatía política del murciano, la falta de instancias para que los campesinos defendieran sus intereses y la persistencia del caciquismo, tal y como ha señalado reiteradamente María Teresa Pérez Picazo, catedrática de Historia de Economía de la Universidad de Murcia.
Aunque no sólo de música vive el hombre. Manuel Luna luchó políticamente, con ardor revolucionario, en los últimos años del franquismo y primeros de la transición. Ha organizado simposios y eventos como el Seminario de Folklore y Etnografía y ha coordinado libros colectivos como el clásico 'Grupos para el ritual festivo'. Luna Samperio es presidente de Etnomurcia, sociedad para el estudio y la divulgación de la cultura tradicional. En torno a esa colectivo ha sabido congregar a buenas gentes, que tanto hacen: Manuel Sánchez, Tomás García, María Luján o Emilio del Carmelo Tomás. Estos emprendedores lo mismo te escriben un libro o un artículo en una revista de prestigio, que te hacen un programa de televisión o radio, bailan parrandas, enseñan en un instituto o en la universidad, cantan y tocan el violín o acompañan a la guitarra a los troveros. Con este equipo humano escribió la obra 'Lobosillo: Memoria etnográfica de una localidad del Campo de Murcia', muchas perlas de nuestros mayores como un canto de columpio o abuzadera: «Campo mayor, campo menor/de San Salvador, /el que esté en la agusaera,/ cuatro gusanos y afuera./Uno, dos, tres y cuatro».
La romería del Cañar
Alguna que otra vez he asistido a los actos de entrega de los premios Etnomurcia, toda una celebración de lo que se hace a favor de las cuadrillas, los auroros, los bailes de pujas, los trovos, Autos de Reyes, la investigación etnográfica, las gachasmigas o los romances. Incluso un año premiaron a la Liga Rural del Campo de Cartagena, asociación cultural organizadora de los congresos etnográficos de la comarca, junto a otras entidades como la Universidad Politécnica de Cartagena, la Universidad de Murcia o el Ayuntamiento de Torre-Pacheco. En un emotivo homenaje, que quedará en nuestro recuerdo por mucho tiempo, el III Congreso Etnográfico Nacional del Campo de Cartagena le agradeció a don Manuel su papel de agitador cultural para la participación y la rebeldía festiva.
En esta cita reciente participó hablando de 'La romería del Cañar. Procesos de cambio en un ritual festivo de naturaleza local'. En la UPCT explicó cómo esta manifestación religiosa que cada segundo domingo de enero congrega a buen número de cartageneros en Tallante y a los pies de Peñasblancas ha transformado su ritual petitorio para convertirse en una actividad de ocio y comensalía para los vecinos de la zona este del municipio de Cartagena.