Manuel Monrroy Chazarreta, más conocido como El Papirri, es el cantautor y guitarrista paceño que le ha dado una vuelta a la esencia de los bolivianos con su “Metafísica popular”, como un espejo de nuestra idiosincracia.
Durante este periodo de encienrro, el artista no ha frenado su labor e incluso ha dado conciertos en línea. Cerca al 6 de Agosto OH! conversó con el músico sobre su carrera y su visión sobre el país.
Asegura que no es un comediante, aunque su nombre se asocie al buen humor.
“Hay gente que cree que soy un humorista y me da risa. De las 200 canciones que hice, 10 deben tener humor. Lo que pasa es que la ‘Metafísica popular’ llegó a mucho público y te catalogan. En escena trato de ser espontáneo, improviso mucho, me encanta salir a un escenario y jugar con la gente. Pero la libertad no es libre. Hay un guion general. Como cuando jazzeas. Ojalá algún día vuelva a tocar en un teatro”, comenta Monroy, quien comenzó su carrera hace 40 años como cantautor. Aunque ya lleva más de 50 años como guitarrista.
Comenzó a los ocho años, tocando con el conjunto de su madre Ana Chazarreta, que era concertista y tenía una escuela de guitarra. Ha compuesto más de 200 canciones en letra y música, grabó 11 discos y dos DVD que son registro de su trabajo en vivo.
Ha sido docente del Conservatorio Nacional de Música durante 13 años y también gestor cultural, pero admite que esta última actividad ha sido más por necesidad que por vocación.
Sus espectáculos
Si se trata de definir cómo son sus espectáculos, El Papirri dice que son un ch’enko total. “Desde mi primer concierto en el Municipal de La Paz en 1984, he tratado de mostrar una Bolivia multicultural. Cada concierto es diferente. Han compartido mis canciones en escenario referentes del rock como Grillo Villegas y Octavia, pasando por los jazzeros destacados como Efecto Mandarina, Heber Peredo, Raúl Flores y folkloristas como Norte Potosí, Canarios del Chaco, Alaxpacha. Mis conciertos son un esfuerzo plurinacional”, dice.
Entre los conciertos que más recuerda están las tocadas en Japón, cantó durante cuatro años en ese país, además comenta que hay conciertos hermosos de esa época. “También el del South Bank en Londres, junto al proyecto Kallawaya que dirigía mi amigo que acaba de fallecer, Adrián Villanueva. El concierto en Ginebra de 2007, no me olvido. El de Munich, en el Instituto Cervantes de agosto del 2008 fue hermoso. El del Teatro Vinilo de Buenos Aires este 14 de febrero. El concierto con la Orquesta Sinfónica Nacional en 2018 fue increíble. Ni te cuento el de Pyong Yang, Korea del Norte porque te puedes asustar. Quedó pendiente el que iba a dar este agosto en Barcelona”, comenta.
En cuarentena
El Papirri admite que los primeros cuatro meses de esta cuarentena estuvo bien, pero que este último mes se empezaron a morir amigos queridos, colegas y está asustado.
“Para salir del pánico estoy grabando un disco online con 11 canciones nuevas, es difícil grabar a distancia más aún sintiendo que parece que es sin motivo. Pero mis músicos me apoyan un montón. Tengo jóvenes talentos como arreglistas, están Auza, Mao Khan, Segalez. El apoyo del ingeniero de sonido Martino Alvestegui está siendo fundamental. Sigo escribiendo crónicas, tengo tres libros de crónicas, voy por el cuarto”, afirma el artista.
Metafísica popular
Pedimos al artista que, para festejar las fiestas patrias, reproduzca algunas frases que contengan la personalidad boliviana y éstas son las que nos dejó:
“El futuro ya no es como antes”.
“Bien inteligente es este cojudo, ¿no?”
“Ese alto me llega a los huevos”.
“Aquí la cuarentena es totalmente parcial”.
“No te olvides de hacerme recuerdo”.
“Se vende alitas de cerdo”.
“Vayan a dormir que mañana hay que descansar de nuevo”.
“De ésta vamos a salir, sin salir…todos juntos pero separados”.
fuente: Los Tiempos